Los primeros protomamiferos ancestros comunes a todos los mamíferos datan de unos 180 a 200 millones de años atrás. En la imagen puede verse una imagen del Megaconus que que vivió sobre la Tierra hace 165 millones de años. 30 millones de años más tarde aparecen las primeras aves. Ambos tuvieron los mismos desafíos que reptiles y peces, ambientes difíciles y predadores hambrientos. Sin embargo en proporción a su cuerpo los mamíferos y las aves desarrollaron cerebros más grandes. Una diferencia importante consiste en que ni los reptiles ni los peces cuidan a sus crías, algunos hasta se las comen y típicamente llevan una vida de “solteros”. por el contrario los mamíferos y las aves criamos a los pequeños y en muchos casos tenemos pareja, algunos para siempre. Dicho en términos de neurociencia seleccionar una buena pareja, compartir la comida y mantener a los nuestros con vida requiere un proceso neuronal más importante es decir una ardilla o un loro son más inteligentes, que una lagartija o un salmón. Evidentemente las relaciones con otros individuos enriquece la actividad del sistema nervioso, y esto se evidencia con la evolución del cerebro.
El aumento en la vida social, manifestada en las poblaciones y comunidades de los ecosistemas modeló seres vivos que planean, comunican, cooperan y negocian mejor. Estas últimas son las habilidades que las parejas de humanos descubren como esenciales cuando son padres sobre todo si quieren seguir juntos. El salto siguiente en la evolución del cerebro fue la aparición de los primates hace 80 millones de años. Monos y simios se caracterizan por una gran sociabilidad y llegan a pasar una sexta parte del día ocupándose de limpiar y mimar a los suyos. Cuanto más éxito social obtienen más descendencia dejan y cuanto más complicadas se mantienen sus relaciones sociales más complejos son sus cerebros. Quiere decir esto que lo que venía alimentando a los sistemas nerviosos en todos los seres vivos, se magnificó en los primates. De este modo vamos entendiendo lo que ocurrió en nuestra especie, donde las relaciones sociales exceden lo complejo.
Hoy por hoy la mejor evidencia para conocer cuando nos convertimos en humanos es la fabricación de herramientas. Sí viajaremos por nuestra historia podríamos decir que hace unos 2,6 millones de años nos dedicabamos a garabatear en las rocas y romperlas. Hacíamos hachas de piedra del tamaño de la palma de la mano. Desde ese momento hasta hoy el cerebro ha triplicado su tamaño. Cabe aclarar que los humanos no éramos solamente “nosotros”. La Tierra tenía especies que crecían en inteligencia. Un millón de años más tarde seguimos con las mismas hachas de piedra pero entonces empezábamos a hacerlas puntiagudas golpeándola contra otras piedras. Nuestro primer ancestro directo apareció alrededor de 100000 años atrás y entonces se desarrollaba el córtex prefrontal, una región del cerebro que se ubica justo donde se encuentra nuestra frente. Luego algo increíble sucedió 40,000 años atrás; comenzábamos a pintar rocas esculpir y fabricar joyas. Nadie sabe porque el cambio fue tan rápido y abrupto pero la mayoría de los científicos le echa la culpa a la presión natural del clima cambiante que impulsó la supervivencia en las especies. Se cree que unos 2000 individuos conformaban nuestra tribu de primeros ancestros en África oriental. 100,000 años más tarde somos más de 7000 millones. La teoría explica cómo crecimos tanto dadas las circunstancias antes mencionadas; refiere a que no tratamos de vencer al clima sino de adaptarnos a la variación. No nos importó la constancia del hábitat porque esta no era una opción. En lugar de aprender a sobrevivir en uno o dos nichos ecológicos como la mayoría de las especies conquistamos toda la tierra. Aquellos que no pudieron resolver los problemas del ambiente o aprender con rapidez de los errores no vivirían lo suficiente para pasar sus genes y aquellos que no cooperaran con otros miembros del clan no vivirían por mucho tiempo y quizá no lograron dejar sus genes en la descendencia. El efecto final de este evolución es que no nos volvimos más fuertes sino más inteligentes. Y eso sucedió gracias a los cambios en nuestro cerebro.
Durante 100 mil generaciones desde que inventamos las hachas de piedra aquellos genes que fomentaban las habilidades para relacionarse y la tendencia a cooperar fueron haciéndose fuertes entre los humanos. Hoy vemos esos resultados en el altruismo, la generosidad, la preocupación por la reputación, la justicia, el lenguaje, la moral, y la religión. Esto ocurrió gracias a la interacción de dos poderosas características del cerebro. Por un lado una base de datos donde guardamos conocimientos como un disco rígido y por el otro la habilidad de improvisar con esa información. Un ejemplo clarísimo es lo que les ocurre a los músicos de jazz estos estudian durante años para lograr dominar las reglas sólo para poder romperlas lo más rápido posible. Esta habilidad de poder improvisar y ser creativo usando nuestro conocimiento fue la que nos permitió sobrevivir frente a condiciones de vida tan cambiantes.
En textos anteriores y basado en investigaciones actuales pudimos ver que la hipótesis actual afirma que los homo sapiens pudieron asociarse con los lobos mientras que los neanderthales no lo lograron. Eso se suma a un período glacial qué complicó el contexto. Sin duda la improvisación y el acto creativo fueron esenciales.
Tres cerebros
La vida comenzó en la tierra hace unos 3,5 millones de años. Las primeras criaturas pluricelulares aparecieron hace unos 650 millones de años atrás. A medida que los animales evolucionaron también lo hicieron por supuesto sus células y tejidos nerviosos que desarrollaron una “casa matriz” en la estructura que conocemos como cerebro. Tenemos tres cerebros conviviendo dentro de nosotros.
Sí estudiamos la evolución de los animales, podremos decir de manera en extremo simplificada que antes que primates y humanos fuimos simples mamíferos y antes que eso reptiles. Guardamos un cerebro lagartija, ardilla, y mono en la cabeza que da forma a nuestras reacciones. Esto se conoce como el cerebro triuno y es uno de los diferentes modelos que usan los científicos para describir la organización jerárquica de las estructuras cerebrales. Es cómo pensar en la construcción de una casa: los cimientos van primero (reptil) luego las paredes (ardilla) y al finalmente el techo (mono), pero todas estas estructuras son parte de la misma construcción.
La parte más antigua del cerebro, la lagartija o cerebro reptiliano tiene unos 500 millones de años y regula principalmente todo lo que tiene que ver con nuestros controles centrales: respiración, sueño, despertar, ritmo cardíaco, etcétera.
La ardilla o cerebro límbico tiene unos 200 millones de años y se responsabiliza de todo lo que tiene que ver con nuestra supervivencia animal más que con nuestro potencial humano: correr o pelear en ciertas circunstancias extremas, alimentarse, reproducirse. Aquí se encuentra una parte central de nuestras emociones la amígdala, que nada tiene que ver con la de la garganta, que nos permite sentir enojo, miedo y placer. Es responsable de la creación de las emociones y de los recuerdos que ella genera; además en este cerebro está en el hipocampo que convierte la memoria a corto plazo en largo plazo y el tálamo que funciona como una torre de control de los sentidos. Estos dos cerebros son los más antiguos y regulan nuestro comportamiento como personas.
Por encima de estos dos cerebros como si fueran una catedral está el cerebro más humano el córtex que apareció unos 100 mil años atrás. Observe la diferencia en edades de estas estructuras es como haber vivido en una casa sin techo durante millones de años. El córtex está altamente especializado en la visión, él habla, la memoria y todas las funciones ejecutivas. También está dividido en dos hemisferios derecho izquierdo conectados por el cuerpo calloso. A medida que evolucionamos el hemisferio izquierdo se enfocó en el procesamiento lingüístico y secuencial mientras que el hemisferio derecho en el procesamiento holístico y visual. De todos modos las dos mitades del cerebro trabajan juntas, muchas de las estructuras y regiones neuronales están duplicadas para que haya una en cada hemisferio. A pesar de encontrarse en la superficie el córtex está íntimamente relacionado con su interior. Es la parte que se observa aplicada hacia adentro queda la forma de valles y ranuras del cerebro. Si el cortex no se hubiese plegado tendría el tamaño de una mantita de bebé. Durante muchos años creímos ser seres racionales (cortex) con sentimientos (límbico). Hoy los científicos acuerdan que el interruptor central del cerebro es nuestra parte emocional. Somos seres emocionales que aprendimos a pensar y no máquinas pensantes que sentimos. Esto tiene lógica si pensamos que el límbico lleva más de 200 millones de años sobre la tierra y el córtex apenas 100,000. La emoción tiene más dominio sobre nuestra razón. Por esto muchísimas de las decisiones que tomamos en la vida son no consientes la gran mayoría de ellas están dominadas por ráfagas de emociones, algunas liberadas de nuestra memoria y otras por emociones nuevas. Muchas veces nuestro consciente racional justifica decisiones que ya habíamos tomado antes de ser conscientes de ella. En definitiva el botón cerebral para comportarnos frente a la salida situaciones cotidianas está más influidas por nuestras emociones que por la razón.
Actividades
1- Relaciona el tamaño cerebral con la inteligencia.
2- ¿Cuál es la unidad funcional y estructural del sistema nervioso?
3a- El cerebro tiene materia gris y blanca. ¿Cómo está formada cada una?
3b- ¿En qué parte del cerebro está ubicada la inteligencia?
4- ¿Qué acciones evidencian un aumento de inteligencia?
5a- ¿Cuá es tu opinión respecto de las relaciones sociales con la complejidad cerebral?
5b- Surge toda una evolución cultural manifestada en herramientas, pinturas, esculturas y se desencadena un cambio rápido y abrupto que moldeó nuestra especie. ¿Con qué lo relacionás?
5c- ¿Cuál sería según esta linea nuestra característica adaptativa?
6- Relacionando las acciones de guardar conocimientos, improvizar y ser creativos, ¿cuál es la importancia de aprender?
7- ¿Cómo está formado el cerebro más humano?
ESI
8- Fundamenta: “somos seres emocionales que aprendimos a pensar y no máquinas pensantes que sentimos”
9- INVESTIGA: ¿Qué es eso de la INTELIGENCIA EMOCIONAL? La inteligencia es del cortex, la emoción del cerebro límbico. ¿Puede la inteligencia ser emocional y las emociones ser inteligentes?
10- Tus funciones o acciones que llevás a adelante a diario, ¿son más del hemisferio izquierdo o del hemisferio derecho?
El texto está basado en el libro de Estanislao Bachrach, "Agil Mente" (editorial Sudamericana) y poseen adaptaciones pedagógicas del profesor Ariel Pizzarelli.
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